Elogio del discurso. Querer decir, decir y efectos del decir
de Santiago Cardozo González en EnsayoLa concepción del lenguaje como una herramienta de comunicación (una concepción instrumental) nos hace creer, por fuerza, que las palabras refieren a las cosas sin mayores inconvenientes, sin restos, sin déficits ni excesos, sin oblicuidades. Así, vamos directamente de las palabras a y hasta las cosas referidas, en las que se detiene la operación referencial. Podemos concluir, a fin de cuentas, que el lenguaje es eso, que funciona así: como un envío de las palabras a los objetos del mundo. Llamaré a esta creencia, que es también una actitud y una conducta, ingenuidad comunicativa.
Los diferentes textos que componen este libro, cada uno a su manera, ponen sobre la mesa la ingenuidad comunicativa (explícita o implícitamente; con mayor o menor énfasis), y lo hacen sosteniendo que tal ingenuidad es una dimensión irreductible del funcionamiento del lenguaje, por lo cual nunca se la puede abandonar ni plena ni definitivamente. Pero, como se sabe, el discurso es el “territorio” dinámico en el que reina el equívoco, provocando toda clase de desperfectos “técnicos” en la deseada y deseable comunicación.